Siempre que nevó, paró.
Ustedes son muy chicos y no deben acordarse, pero hubo un tiempo en el que nevó en Corrientes, dando nuevo sentido a dichos tales como: “cayó piedra sin llover” y “siempre que llovió paró”. Todos éramos muy jóvenes y esto nos cambió para siempre. Bueno, no fue para tanto tampoco.
Fue allá por el 2010 yo trabajaba en el municipio y veníamos de 2 años totalmente quietos, inmóviles. Y de golpe apareció el…
El, que nos decía cosas tales como: "Es una muestra de que hay que pensar en grande, en cosas que nunca se hicieron, para lograrlos como meta y comenzar a pensar distinto, para posicionar a la ciudad en un verdadero atractivo turístico. Para ello es necesario cambiar de perspectiva, apuntar alto y trabajar por alcanzar las metas, es lo que aprendí en mi vida de deportista, cuando entrenaba en la Laguna Totora, quien podía pensar que llegaría a ser medallista olímpico”. La obra tuvo muchas opiniones en contra. Inclusive había algunos que se animaban a criticar semejante “obra” horrorizados de que en ese momento el 25% de los correntinos vivan bajo la línea de pobreza.
Aun así, todos creímos en sus palabras imaginando que más o menos para el 2019 sería presidente del mundo, y que ya habría caminado por la luna el primer correntino astronauta acompañado por el Pombero, porque si “Chewbacca” podía manejar una nave con Harrison Ford, porqué no nuestro glorioso Pombero.
En ese momento se armó la pista, se desparramó nieve desde arriba del puente a diestra y siniestra, hubo skate, bike, snowboard, culipatín y demás actividades relacionadas. También cantaron Mario Bofill y Los Alonsitos.
La pista era increíble, concebible únicamente si la pensamos desde la óptica de los antiguos arquitectos egipcios, contaba con 20 metros de altura, 80 de largo y 17 de caída de vuelo efectivo, con un ancho de 14 metros. Vinieron un montón de expertos a hacer sus demostraciones, algunos vecinos pudieron tirarse en “culi patín”. Algunos funcionarios salieron a aclarar cosas tales como: “Es nieve artificial”… y sí, ¿Qué va a ser? Estamos en Corrientes. “No es escarcha de las heladeras ni Telgopor”… En fin… todo esto fue más o menos real, mucha gente lo disfrutó y muchos no, pero pasó. Y pasó acá.
Fue allá por el 2010 yo trabajaba en el municipio y veníamos de 2 años totalmente quietos, inmóviles. Y de golpe apareció el…
El, que nos decía cosas tales como: "Es una muestra de que hay que pensar en grande, en cosas que nunca se hicieron, para lograrlos como meta y comenzar a pensar distinto, para posicionar a la ciudad en un verdadero atractivo turístico. Para ello es necesario cambiar de perspectiva, apuntar alto y trabajar por alcanzar las metas, es lo que aprendí en mi vida de deportista, cuando entrenaba en la Laguna Totora, quien podía pensar que llegaría a ser medallista olímpico”. La obra tuvo muchas opiniones en contra. Inclusive había algunos que se animaban a criticar semejante “obra” horrorizados de que en ese momento el 25% de los correntinos vivan bajo la línea de pobreza.
Aun así, todos creímos en sus palabras imaginando que más o menos para el 2019 sería presidente del mundo, y que ya habría caminado por la luna el primer correntino astronauta acompañado por el Pombero, porque si “Chewbacca” podía manejar una nave con Harrison Ford, porqué no nuestro glorioso Pombero.
En ese momento se armó la pista, se desparramó nieve desde arriba del puente a diestra y siniestra, hubo skate, bike, snowboard, culipatín y demás actividades relacionadas. También cantaron Mario Bofill y Los Alonsitos.
La pista era increíble, concebible únicamente si la pensamos desde la óptica de los antiguos arquitectos egipcios, contaba con 20 metros de altura, 80 de largo y 17 de caída de vuelo efectivo, con un ancho de 14 metros. Vinieron un montón de expertos a hacer sus demostraciones, algunos vecinos pudieron tirarse en “culi patín”. Algunos funcionarios salieron a aclarar cosas tales como: “Es nieve artificial”… y sí, ¿Qué va a ser? Estamos en Corrientes. “No es escarcha de las heladeras ni Telgopor”… En fin… todo esto fue más o menos real, mucha gente lo disfrutó y muchos no, pero pasó. Y pasó acá.
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