abuela

Cuando duermas al fin, mi beldad tenebrosa,
dentro de un gran sepulcro, bajos mármoles negros,
cuando ya sólo tengas por alcoba y mansión
un lluvioso panteón y una fosa en la tierra;

cuando impida la piedra sobre el pecho medroso
y sobre esas caderas de una blanda indolencia,
el latir y el amar que hay en tu corazón,
y a tus pies que prosigan su azarosa carrera,

confidente la tumba de mi sueño infinito
- porque siempre la tumba va a entender al poeta-,
en las noches tan largas en que el sueño está ausente,

te dirá: “¿de qué sirve, cortesana imperfecta,
el haber ignorado lo que lloran los muertos?”
Y el gusano roerá tu nostálgica piel.-

Feliz!!… muy feliz cumpleaños!!!, abuela…

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